EL AMOR ES LA ÚNICA RELIGIÓN, EL ÚNICO DIOS, el único misterio que hay que vivir, que hay que entender. Una vez que comprendes el amor comprendes a todos los sabios y a todos los místicos del mundo. No es difícil. Es algo tan simple como los latidos de tu corazón o como tu respiración. Es algo innato en ti, no es algo que te dé la sociedad. Y aquí es donde quiero hacer hincapié: el amor surge cuando naces, pero, evidentemente, está sin desarrollar, como todo lo demás. El niño tiene que crecer.
La
sociedad se aprovecha de esa laguna. El amor del niño necesitará
tiempo para crecer; mientras tanto, la sociedad no hace más que
condicionar la mente del niño con ideas sobre el amor que son
falsas. Cuando llega el momento en el que estás preparado para
explorar el mundo del amor, estás tan lleno de tonterías acerca de
él que no tienes muchas posibilidades de encontrar el amor auténtico
y desechar el falso. Por ejemplo: siempre y en todas partes se ha
dicho a los niños que el amor es eterno; una vez que amas a una
persona, la amas para siempre. Si amas a una persona y posteriormente
sientes que ya no la amas, significa que nunca la amaste.
Pero
esta idea es muy peligrosa. Te inculca la creencia de un amor
permanente, pero en la vida no hay nada permanente. Las flores
florecen por la mañana y por la tarde desaparecen. la vida es un
flujo continuo: todo cambia, se mueve. No hay nada
estático, nada es permanente. Te han inculcado la idea de que
el amor es permanente, y eso destruirá toda tu vida. Esperarás un
amor permanente de una mujer, y la mujer esperará un amor permanente
de ti. El amor se vuelve secundario, la permanencia se convierte en
lo principal. Pero el amor es una flor tan delicada que no puedes
forzarla a ser permanente. Puedes tener flores de plástico; eso es
lo que tiene la gente: matrimonios, familia, niños, parientes, todo
es de plástico.
El
plástico tiene una cualidad muy espiritual: es permanente. El amor
auténtico es tan incierto como tu vida. No puedes afirmar que mañana
sigas aquí. Ni siquiera puedes afirmar que sobrevivirás al momento
siguiente. Tu vida está continuamente cambiando: de la infancia a la
juventud, a la madurez, a la ancianidad, a la muerte; está
continuamente cambiando. El amor auténtico también cambiará. Es
posible que si estás iluminado tu amor trascienda las leyes normales
de la vida, que no cambie ni sea permanente sino que simplemente sea.
Ya no se trata de cómo amar; tú mismo te has convertido en amor,
así que todo lo que haces está lleno de amor.
No
es que hagas algo concreto que sea amor; de todo lo que haces se
desprende amor. Sin embargo, antes de la iluminación ocurrirá con
el amor lo mismo que con todo lo demás: cambiará. Si comprendes que
cambiará, que quizá de vez en cuando tu pareja se sienta atraída
hacia otra persona, y que tú debes ser comprensivo, cariñoso,
preocuparte por ella y permitirle que haga lo que sienta, tendrás la
oportunidad de demostrarle a tu compañera que la amas. La amas;
aunque ella pueda amar a otra persona, eso da igual. Si hay
comprensión, es posible que tu amor se convierta en una relación
para toda la vida, pero recuerda que no será permanente. Tendrá
altibajos, sufrirá cambios.
Es
muy fácil de entender. Cuando empezaste a amar, eras muy joven, no
tenías experiencia. ¿Cómo puede seguir siendo igual tu amor si te
has convertido en una persona madura? Tu amor también alcanzará
cierta madurez. Y cuando seas anciano tu amor tendrá un aroma
diferente. El amor seguirá cambiando, y de vez en cuando simplemente
necesitará una oportunidad para cambiar. En una sociedad sana será
posible darle esa oportunidad, y que tu relación con otra persona no
se rompa. No obstante, también es posible que tengas que cambiar de
amante muchas veces a lo largo de tu vida. No tiene nada de malo. Es
más, cambiar de amante muchas veces en tu vida te enriquecerá, si
todo el mundo hace lo que te estoy diciendo acerca del amor, todo el
mundo se enriquecerá.
Sin.
embargo, una falsa noción ha destruido toda posibilidad de que
suceda eso. En cuanto tu pareja mira a otra persona, solo la mira,
sus ojos reflejan la atracción que siente y tú te pones muy
nerviosa. Tienes que entender que lo que tú quieres es que al hombre
dejen de interesarle las mujeres guapas que vea por la calle, las
actrices guapas de las películas...; quieres que no se interese por
nadie excepto por ti. Pero entonces es que no entiendes la psicología
humana. Si no se interesa por las mujeres que ve por la calle o en
las películas, ¿por qué iba a interesarse por ti? Su interés por
las mujeres es una garantía de que se interesa por ti, de que
todavía existe la posibilidad de que vuestro amor continúe.
Pero
estamos haciendo precisamente lo contrario. Los hombres están
intentando conseguir que sus mujeres no se interesen por nadie
excepto por ellos; deben ser el único foco de atención para su
mujer, el único en quien se concentre. La mujer también está
exigiendo lo mismo, por lo que ambos se están volviendo locos el uno
al otro. Concentrarte en una sola persona te conducirá a la locura.
Para tener una vida más ligera, más alegre, necesitas ser flexible.
Tienes que recordar que la libertad es el valor más importante y que
si el amor no te
da libertad significa que no es amor.
La
libertad es la clave: todo lo que te da libertad es correcto, y todo
lo que destruye tu libertad está equivocado. Si logras recordar esta
sencilla máxima, poco a poco, tu vida empezará a marchar por el
buen camino en todos los aspectos: tu relación, tu meditación, tu
creatividad, todo lo que eres. Hay que eliminar los viejos conceptos,
los malos conceptos. Por ejemplo, en la India hay millones de mujeres
que han sido quemadas vivas en la pira funeraria de sus maridos. Esto
demuestra que el marido es tan posesivo que no solo quiere poseer a
la mujer mientras él está vivo ¡sino que tiene miedo de lo que
pueda ocurrir cuando él esté muerto! Puesto que entonces no podrá
hacer nada, prefiere llevarse a la mujer con él.
Pero
observa que esto solo se aplicaba a las mujeres; durante diez mil
años no ha habido ni un solo hombre que se haya lanzado a la pira
funeraria de una mujer. ¿Qué quiere decir eso? ¿Significa que solo
las mujeres aman a los hombres y que los hombres no aman a las
mujeres? ¿Significa que la mujer no tiene vida propia? ¿Que su vida
se reduce a la vida del marido y cuando éste muere, ella también
tiene que morir? Esas nociones absurdas se han asentado
en nuestra mente. Tienes que hacer
limpieza continuamente. Cada vez que localices una estupidez en tu
mente, limpíala, elimínala.
Si
tienes la mente limpia y clara serás capaz de encontrar soluciones
para cualquier problema que surja en tu vida. Últimamente
me he dado cuenta de que ni siquiera soy capaz de salir con un
hombre, y mucho menos de amarlo. He adoptado el condicionamiento
negativo de mi madre hacia los hombres. Cada vez que un hombre se me
acerca ofreciéndome su amor, yo salgo corriendo, lo cual lo impulsa
a intentar atraparme. Me estoy comportando muy mal. Por favor,
ayúdame a eliminar toda esta basura, a ser capaz de salir con
hombres y reconocer su belleza, sus dones, su amor.
Si
realmente quieres eliminar esa basura tienes que ser consciente de
que Tu madre forma parte de esa basura, y eso te hará daño. Tu
madre te ha envenenado. De cada cien problemas y conflictos,
prácticamente el noventa por ciento los causan vuestras madres,
porque el niño crece en el vientre de su madre. Incluso dentro del
vientre, le afectan el estado de ánimo y las emociones de la madre.
Si la madre está constantemente enfadada, triste, deprimida,
frustrada; si no quiere tener ese hijo y es el marido quien la ha
obligado a tenerlo; si está teniendo ese niño de mala gana... Todas
esas circunstancias afectarán al tejido de la mente del niño.
El
niño se está formando; no solo le influyen la carne y la sangre de
la madre, también le influye su psicología. Así que mientras la
madre está embarazada, tiene que tener mucho cuidado
porque en su interior se está formando una nueva vida. Todo lo que
haga pelearse con su marido, pelearse con los vecinos o sentirse
frustrada por cualquier cosa estará envenenando la mente del niño
desde las raíces. Antes de que nazca ya está lleno de prejuicios.
Tu madre no es la única que está enfadada con los hombres. La gran
mayoría de las mujeres están enfadadas con sus maridos. Lo mismo
puede decirse de los maridos; la mayoría de ellos están enfadados
con sus mujeres.
Pero
el enfado del padre no afecta tanto al niño porque este comienza a
vivir dentro del vientre de la madre, empieza a crecer a la sombra de
la madre, no a la del padre. El padre no es más que un visitante
ocasional. Puede que por la mañana le dé un beso y unas palmaditas
en el hombro antes de irse a la oficina. Puede que por la tarde
llegue y hable un poco
con el niño; de lo contrario, el niño se pasará el día con la
madre y lo aprenderá todo de ella.
Por eso llamamos “lengua materna” a cualquier idioma,
porque mientras la madre está delante ¡el padre no puede ni abrir
la boca para hablar con su hijo! La madre habla y el padre escucha;
el niño aprende el idioma de su madre. Y no solo el idioma sino
todas sus actitudes.
Sin
embargo, la vida, tal como la hemos vivido hasta ahora, está
dominada casi totalmente por los hombres. Es una sociedad hecha por
hombres y durante siglos no ha habido espacio para las mujeres. Por
eso es muy raro que las mujeres no sientan afinidad con otras
mujeres. Pero sus mentes también están condicionadas para sentir
simpatía hacia los hombres. De vez en cuando también ocurre, como
en el caso de la chica que hacía la pregunta, que en lo más
profundo la mujer carga con los sentimientos de la madre. La madre
estaba en contra de los hombres y no veo por qué no debería
estarlo; tenía toda la razón del mundo para estar en contra de
ellos; tenía motivos para ello, pero eso no ayudará a la sociedad
ni creará un futuro mejor.
Lo
pasado, pasado está. Debes empezar a mirar a los hombres con otros
ojos; y particularmente en este terreno, donde tienes que esforzarte
en reconocer tu condicionamiento, en deshipnotizarte. Hay que
eliminar toda la basura con la que estás cargando; debes eliminar
toda la carga y sentirte ligera para que puedas alcanzar el
conocimiento, tu propio enfoque. Además, las mujeres de tu comunidad
no son incultas. Tú eres económicamente independiente, y eres igual
de inteligente que cualquier hombre. No necesitas estar enfadada con
los hombres. Si tu madre estaba enfadada, quizá fuera porque no
había sido educada, quizá no podía ser económicamente
independiente. Quería volar pero estaba enjaulada. Tú no lo estás.
Esta
es una de las razones por las que no puedo comunicarme con la gran
mayoría de los indios: porque el hombre no querrá escucharme; iría
contra su dominio, contra su poder. Y la mujer no puede entenderme,
no ha sido educada. Incluso aunque me entendiera, no lograría ser
independiente económicamente; no puede rebelarse contra la sociedad
hecha por los hombres. En la mayor parte de la India no existe nada
parecido a un movimiento para la liberación de la mujer; ni siquiera
se habla de ello. Ninguna mujer piensa que tenga la posibilidad de
liberarse. Ha perdido toda esperanza.
Pero
tu situación es distinta. Provienes de un país en el que las
mujeres pueden recibir una
educación, y la educación te permite ser económicamente
independiente. No tienes por qué ser ama de casa; no tienes por qué
casarte. Puedes vivir con la persona que ames sin necesidad de
casarte. La mujer tiene que luchar para conseguirlo, la mujer tiene
que hacer que el matrimonio sea una cuestión absolutamente personal
en la que ni el gobierno, ni el Estado, ni la sociedad tengan por qué
intervenir. Estás en una situación totalmente distinta a la de tu
madre, así que es una estupidez que sigas cargando con su ira y su
condicionamiento.
Simplemente,
perdónala y olvídala porque si sigues teniendo su condicionamiento
negativo hacia los hombres, nunca te sentirás completa, ya que la
mujer o el hombre que es incapaz de amar permanece incompleto,
frustrado. De ese modo se crea un círculo vicioso. Tu ira te impide
amar porque amar significa eliminar la ira contra los hombres y
dirigirse a un polo diametralmente opuesto; en vez de la ira, el
amor; en vez del odio, el amor. Para dar ese salto importante hace
falta valor. Te hallas en un círculo vicioso porque a causa de tu
condicionamiento negativo no puedes amar a ningún hombre, y como no
puedes amar a ningún hombre te sientes cada vez más frustrada, y tu
frustración te hace estar cada vez más airada; ese es el círculo
vicioso.
La
ira provoca frustración, y la frustración hace que te sientas cada
vez más airada, más violenta, más en contra de los hombres. Eso
provoca más ira, y el círculo se va haciendo cada vez más
profundo. Se vuelve casi imposible salir de él. Tienes que empezar
por el principio. En primer lugar tienes que intentar entender que tu
madre vivía en un contexto diferente. Puede que su ira estuviera
justificada. Tu situación es distinta, y no tiene sentido que tu
mente cargue con tu madre. Tienes que vivir tu vida, no la vida de tu
madre.
Ella
sufrió, pero ¿por qué quieres causar más sufrimiento en el mundo?
¿Por qué quieres ser una mártir? Siente compasión por tu madre;
no estoy diciendo que te enfades con ella porque
te haya condicionado. Eso supondría mantener tu ira; simplemente
cambiarías a los hombres por tu madre. No, necesitas eliminar
completamente la ira. Tu madre necesita tu compasión; debe de haber
sufrido, y eso ha creado ira en ella. Pero tú no estás sufriendo. Puedes
dejar la ira a un lado y mirar a los hombres con una mirada nueva.
Los
hombres no pueden deshacer de un plumazo el daño que sus antepasados infringieron a las mujeres. Lo pasado, pasado está. Puede
que ahora lamenten profundamente lo que el hombre hizo a las
mujeres. Ese tipo de hombre constituye un tipo de persona distinta.
Estoy intentando crear la posibilidad de que surja un nuevo tipo de
ser humano que no esté contaminado por el pasado, que se desmarque
del pasado. Es un trabajo difícil; es casi como darme cabezazos
contra un muro, pero estoy decidido a seguir dándomelos.
¡Confío
en mi cabeza! Además, el muro es muy viejo y antiguo. Puede que me
haga daño, pero algún día caerá; ya le ha llegado su hora. Ya ha
vivido más de lo que le correspondía. Así que medita, y sé
consciente de cuándo comienza a hablar la voz de tu madre en tu
mente. Poco a poco, consigue acallar esa voz. No la escuches,
arruinará toda tu vida. Tienes que aprender a amar. Además, cuando
lo aman, el hombre se vuelve más educado, más bueno, todo un
caballero. Pierde sus aristas, se vuelve más suave. A través del
amor, la mujer empieza a florecer; de lo contrario sigue siendo un
capullo cerrado.
Solo
en el amor, bajo el sol del amor, ella abre sus pétalos. Solo en el
amor sus ojos empiezan a tener una profundidad distinta, un brillo
diferente; su rostro comienza a tener un aspecto alegre. Por medio
del amor experimenta una profunda transformación; llega a la
madurez, es mayor de edad. Así que libérate del condicionamiento
que tu madre te ha transmitido inconscientemente. Tú lo has aceptado
de forma inconsciente. El modo de liberarse de él consiste en ser
consciente de él. Haber planteado esta pregunta supone un buen
comienzo. Ese es el principio de la conciencia; su abecé.
Tienes
que llegar mucho más lejos para cambiar totalmente tu mente, para
ser nueva, sin condicionamientos, abierta y vulnerable. Como
consecuencia de ese condicionamiento te has comportado de manera
horrible, y cada vez que un hombre se te acercaba mostrándote su
amor, tú salías corriendo, lo que lo impulsaba a ir detrás de ti.
Eso es algo con lo que disfrutas:
que vaya detrás de ti. A todas las mujeres les gusta eso. Realmente
es horrible, y no eres consciente de sus profundas implicaciones.
Significa que tú eres la presa; el hombre es el cazador y va a la
caza de su presa. Inconscientemente, estás permitiendo la supremacía
del hombre.
Tradicionalmente
se te ha inculcado que los hombres deben tomar la iniciativa en el
amor, no las mujeres; va en contra del encanto femenino. Todas estas
ideas están anticuadas. ¿Por qué vas a estar en un segundo plano
desde el principio? Si amas a un hombre, ¿por qué esperar? Conozco
a muchas mujeres que han esperado durante años
porque querían que el hombre tomara la iniciativa. Pero se
enamoraron de hombres que no iban a tomarla nunca. Conozco a una
mujer en Bombay que estaba enamorada de Krishnamurti.
Permaneció
soltera toda su vida esperando a que él tomara la iniciativa. Era
una de las mujeres más bellas que he conocido pero Krishnamurti
está absolutamente pleno consigo mismo, no necesita a nadie que
lo complete. Evidentemente, él nunca tomó la iniciativa. Y, por
supuesto, la mujer, víctima de un condicionamiento de miles de años,
no podía tomarla; eso va en contra el encanto femenino, es algo
“primitivo”. En realidad, no existe ninguna razón por la que la
mujer tenga que esperar a que el hombre tome la iniciativa. Si la
mujer siente amor hacia alguien, debería tomar la iniciativa y no
debería sentirse humillada si al hombre no le apetece.
Eso
les acercará a la igualdad. Estas son las pequeñas cosas que harán
posible la liberación de la mujer. Pero la mujer siempre ha
intentado actuar como una “presa”. Atrae al hombre; lo intenta de
todas las formas posibles: con su belleza, la ropa, el perfume., su
peinado; con todo lo que pueda. Atrae al hombre, y una vez que lo ha
atraído, sale corriendo. Pero tampoco corre demasiado rápido. No
hace más que mirar atrás para comprobar si el pobre chico va tras
ella o no. Si lo deja muy atrás, espera un poco. Cuando se acerca
otra vez, vuelve a correr.
Eso
es una tontería; el amor debería ser una cuestión transparente.
Amas a alguien, le manifiestas tu amor y te dices: “No estás
obligado a decir sí; respetaré tu negativa. No es más que lo que
yo deseo. No tienes que aceptar si no te apetece, porque si tú no
sientes amor hacia mí ese sí será peligroso. Solo si me amas
nuestra vida podrá llegar a ser completa”. Una mujer y un hombre
que estén enamorados pueden meditar muy fácilmente. La meditación
y el amor son dos fenómenos tan cercanos que si empiezas a meditar,
tu energía amorosa comenzará a rebosar.
Si
realmente te enamoras de alguien que esté enamorado de ti, tu
energía meditativa empezará a crecer; son experiencias que están
estrechamente unidas. Por tanto, yo estoy a favor de ambas. Te
he oído hablar acerca del ego
y de cómo, si somos conscientes, podemos descubrir que no existe.
Pero me doy cuenta de que no le doy nunca mucha importancia a la
conciencia.
¿Puedes mostrarme el camino para ser más consciente?
El amor se basta a sí mismo, siempre y cuando tu amor no sea
el amor ordinario, instintivo y biológico. Si no forma parte de tu
ego, si no es un mecanismo del ego para dominar a otra persona si tu
amor es una dicha absoluta, se regocija en el ser de la otra persona
sin razón alguna, es pura dicha la conciencia seguirá a ese amor
puro como una sombra.
No
tienes que preocuparte por la conciencia. Solo existen dos
caminos: o bien eres consciente, en cuyo caso el amor te sigue como
una sombra; o eres tan amoroso que la conciencia surge por sí sola.
Son dos caras de la misma moneda. No necesitas preocuparte por la
otra cara. ¡Limítate a sujetar una de las caras, y la otra no podrá
escapar! Será inevitable que esté también la otra cara. El camino
del amor es más fácil, más optimista, inocente, simple. El camino
de la conciencia es un poco arduo. Yo aconsejo el camino de la conciencia
a aquellas personas que no pueden amar.
Hay
personas que no pueden amar, sus corazones se han petrificado. Su
educación, su cultura, su sociedad han eliminado toda capacidad de
amar, porque este mundo no se rige por el amor, se rige por la
astucia. Para tener éxito en este mundo no necesitas amor, necesitas
tener un corazón duro y una mente aguda. De hecho, no necesitas en
absoluto tener corazón. En este mundo, las personas de corazón son
aplastadas, explotadas, oprimidas. Este mundo está regido por los
astutos, los listos, los que no tienen corazón y los crueles.
Así
que la sociedad está organizada de tal manera que los niños
enseguida empiezan a perder su corazón, y su energía se dirige
directamente a la cabeza. El corazón se deja a un lado. Me contaron
una antigua parábola del Tíbet que dice que al principio de
los tiempos el corazón estaba exactamente en el centro del cuerpo,
pero que ahora ya no está en el centro porque no hacían más que
echarlo a un lado, fuera del camino. Ahora el pobre está esperando a
un lado del camino “Si algún día me necesitas, aquí estoy”,
pero no lo alimentan, no lo estimulan. Al contrario, recibe todo tipo
de críticas.
Si
haces algo y dices: “Lo hice porque era lo que sentía”, todo el
mundo se echará a reír: “¿Sentir? ¿Te has vuelto loco? Dime la
razón, el motivo de que hagas eso. Sentir no es una razón para
hacer nada”. Incluso cuando te enamoras tienes que encontrar una
razón por la que te hayas enamorado: porque la nariz de esa mujer es
preciosa, su mirada es muy profunda, su cuerpo está perfectamente
proporcionado. Esas no son las razones. Tú no has sumado todas estas
razones con tu calculadora antes de decidir que merece la pena
enamorarse de esa mujer: “Enamórate
de esa mujer; tiene la longitud de nariz adecuada, el tipo de pelo
adecuado, el color adecuado, la proporción de cuerpo adecuada.
¿Qué
más quieres?”. Sin embargo, nadie se enamora de ese modo. Te
enamoras. Después, para complacer a todos los idiotas que te rodean
y demostrarles que no estás loco, lo calculas todo, y solo entonces
das el paso. Es un paso razonable, racional y lógico. Nadie escucha
a su corazón. Mientras, la mente no hace más que parlotear; es un
parloteo tan constante bla, bla, bla, bla, bla, bla que aunque el
corazón diga algo, nunca llega a ti. No puede llegar. En el bazar de
tu cabeza hay tanto ruido que al corazón le resulta imposible,
absolutamente imposible hacerse oír.
Poco a poco, el corazón
deja de decir cosas. Acostumbrado a ser sistemáticamente desoído, a
ser sistemáticamente apartado, se calla. La cabeza dirige el
espectáculo en la sociedad; si no fuera así viviríamos en un mundo
totalmente diferente: con más amor, con menos odio,
menos guerra, sin ninguna
posibilidad de que hubiera armas nucleares. El corazón nunca
apoyaría el desarrollo de una tecnología destructiva. El corazón
nunca estaría al servicio de la muerte. Es vida: palpita por la
vida, late por la vida.
A causa del condicionamiento
impuesto por la sociedad, hay que elegir el método de la conciencia,
porque la conciencia parece ser muy lógica y racional. Pero si
puedes amar, no hace falta que escojas innecesariamente un camino
largo y arduo. El amor es el camino más corto, el más natural; tan
fácil que puede recorrerlo incluso un niño pequeño. No hace falta
entrenamiento. Naces con esa capacidad, no está corrompido por los
demás. No obstante, el amor debería ser puro, no debería ser
impuro.
Te sorprenderá saber que la palabra inglesa para amor, love, proviene de una raíz sánscrita con un significado muy negativo. Proviene de lobh. Lobh significa “avaricia”. Y el amor común es una especie de avaricia. Por eso hay personas que aman el dinero, que aman las casas; hay personas que aman esto, que aman aquello. Aunque amen a una mujer o a un hombre, solo les mueve la avaricia, quieren poseer todo lo bello. Es un ansia de poder. Seguro que conoces parejas que no hacen más que pelearse, y por cosas tan triviales que ambos se sienten avergonzados: “¡Por qué cosas más tontas nos peleamos!”.
En los momentos de silencio,
cuando están solos, se preguntan:
“¿No me habrá poseído un espíritu maligno? ¡Discutir por una
cosa tan tonta, tan insignificante!”. Pero no es una cuestión de
insignificancia; es una cuestión de quién tiene el poder, de quién
se impone, de quién lleva la voz cantante. El amor no puede existir
en esas circunstancias. Una vez me contaron una historia. Una
anécdota acerca de uno de los grandes emperadores de la India,
Akbar. Le interesaba mucho la gente con talento, y había reunido a
nueve personas de toda la India, los genios más dotados, a los que
se conocía como “las nueve joyas de la corte de Akbar”.
Un día que estaba charlando
con sus visires les dijo:
- Anoche estuve hablando con mi esposa. Ella insiste en que los maridos están totalmente sometidos a sus mujeres. Intenté convencerla de lo contrario, pero ella persistió: “Conozco a muchas familias, pero nunca he conocido a ningún marido que no esté sometido”. ¿Qué opináis vosotros? preguntó a sus visires. Uno de los visires, Birbal, le contestó:
- Quizá tengas razón porque no pudiste demostrarle lo contrario. Tú mismo eres un marido sometido; de lo contrario, habrías dado a tu esposa una buena tunda de vez en cuando para demostrarle que tú eres el marido y el que manda. Akbar le contestó:
- Yo no puedo hacer eso porque tengo que vivir con ella. Es muy fácil aconsejar a otra persona que pegue a su mujer. ¿Tú eres capaz de pegar a tu mujer? Birbal le contestó:
- No, yo soy incapaz. Simplemente, acepto que estoy sometido y por tanto tu esposa tiene razón. No obstante, Akbar insistió:
- Hay que comprobarlo como sea. Sin duda, en la capital debe de haber al menos un marido que no esté sometido. En el mundo no hay regla sin excepción, además, esta no es una regla científica. Y dirigiéndose a birbal le dijo: Coge mis dos maravillosos corceles árabes (uno era blanco y el otro era negro) y paséate por la capital. Si encuentras a un hombre que no sea sumiso, dale a elegir el caballo que desee como regalo de mi parte. Eran unos caballos muy valiosos. En aquellos días los caballos eran muy valiosos y esos eran los más maravillosos que existían. Birbal le dijo:
- Es inútil, pero si me ordenas que vaya, iré. Se marchó, y vio que todos los hombres estaban sometidos. ¡Era tan fácil comprobarlo! Birbal se limitaba a llamar al hombre y a su esposa a la puerta de su casa y le preguntaba al marido:
- ¿Tú eres un marido sometido o no? El hombre miraba a su mujer y contestaba:
- Eso deberías habérmelo preguntado cuando estuviera solo. No es justo, lo único que conseguirás será crearme problemas innecesarios. Por un simple caballo no voy a arruinar mi vida. Llévate tus caballos. No quiero ninguno. Sin embargo, se encontró con un hombre que estaba sentado al frente de su casa, y al que dos sirvientes estaban dando un masaje. Era un campeón de lucha, un hombre muy fuerte. Birbal pensó: “A lo mejor este sea el hombre, podría matar a cualquiera, incluso sin armas. ¡Solo tiene que agarrarte por el cuello y es el fin!”. Birbal le dijo:
- ¿Puedo hacerte una pregunta? El hombre se levantó e inquirió:
- ¿Una pregunta? ¿Qué pregunta?
- ¿Eres un marido sometido? El hombre le contestó:
- En primer lugar vamos a saludarnos, vamos a damos la mano. Estrujó la mano de Birbal y le dijo: ¡No te soltaré la mano hasta que empieces a llorar! ¿Cómo te atreves a hacerme esa pregunta? Birbal estaba a punto de morirse; y eso que él era un hombre casi de hierro, pero empezó a llorar y le dijo:
- ¡Suéltame! ¡No eres un marido sometido! Está claro que me he equivocado, este no es el lugar adecuado para hacer esa pregunta. Pero ¿dónde está tu mujer? El hombre señaló con la mano y contestó:
- Mira, ahí está, preparándome el desayuno. Había una mujer muy menuda preparando el desayuno. La mujer era tan pequeña y el hombre era tan grande que Birbal pensó que quizá existiera realmente la posibilidad de que ese hombre no fuera un marido sometido. ¡Podía matar a su mujer! Así que dijo:
- Bueno, ya no hace falta que siga buscando. Puedes elegir uno de estos dos corceles, el blanco o el negro. Es la recompensa del rey para el hombre que no está sometido.justo en ese momento la mujer menuda exclamó:
- ¡No escojas el negro! ¡Escoge el blanco, si no te acordarás! El hombre contestó:
- No, no, si iba a coger el blanco. Cállate. Birbal le dijo: No te llevarás ni el blanco ni el negro. Se acabó, has perdido. Tú también eres un marido sometido. Hay una lucha continua para intentar dominar. En esa situación no puede florecer el amor.
El hombre está luchando en
el mundo por todo tipo de ambiciones. La mujer está luchando contra
el hombre porque tiene miedo: él se pasa todo el día fuera de
casa. “¿Quién sabe? A lo mejor está teniendo aventuras con
otras mujeres.” Está celosa, sospecha; quiere estar segura de que
ese hombre está controlado. Así que en casa el hombre está
luchando contra su mujer, y fuera él está luchando contra el
mundo. ¿Dónde crees que puede florecer la flor del amor? La flor
del amor solo puede florecer cuando no hay ego, cuando no intentas
dominar, cuando eres humilde, cuando no estás intentando ser
alguien sino que estás dispuesto a no ser nadie. Entonces surgirá
la conciencia por sí sola, y esta es la forma más maravillosa, la
forma más inocente: un sendero lleno de flores, un sendero que
rodea lagos, ríos, bosques y praderas maravillosos.
Si
puedes amar fácilmente, olvídate de la conciencia; surgirá por sí
sola. Cada paso del amor traerá su propia conciencia. Este amor no
significará caer en la trampa del amor, yo lo denomino, elevarse en
el amor. ¿Cómo puede una mujer estar
enamorada y seguir estando centrada en sí misma y en su propia
individualidad? Esta pregunta denota muchas cosas. En primer
lugar, no entiendes lo que significa estar centrada. En segundo
lugar, tampoco has experimentado el fenómeno del amor.
Puedo
afirmar esto con total seguridad porque tu pregunta me proporciona la
prueba de lo que estoy diciendo. Amar y centrarse son un mismo
fenómeno, no dos fenómenos distintos. Si has conocido el amor, solo
puedes estar centrada. Amar significa sentirse a gusto con la
existencia. Puede ser a través de un
amante, puede ser a través de un amigo, o puede ser
sencillamente de forma directa e inmediata: al contemplar el amanecer
o una puesta de sol. La propia experiencia del amor hará que te
centres. Esta ha sido la filosofía de los devotos a lo largo de los
tiempos. El amor es su ciencia; centrarse es el resultado.
Sin
embargo, hay personas y solo hay dos tipos de personas en las que
domina la lógica y el razonamiento. Su corazón no está
completamente desarrollado. Y hay otras personas cuyos corazones
están floreciendo y en quienes la razón y el razonamiento solo
funcionan como siervos del corazón. La desgracia del hombre es que
está intentando conseguir lo imposible; pretende obligar al corazón
a servir a la mente, lo cual es imposible. En eso radica tu caos, en
eso radica tu confusión.
Esa
pregunta ha surgido de la experiencia a la que comúnmente se
denomina amor. No es amor, solo se denomina amor; no es más que un
destello, solo una pequeña degustación que no será un alimento.
Por el contrario, se convertirá en un estado patológico, porque en
un momento estás exultante y todo lo demás está lejos, y al
momento siguiente todo es oscuro, no puedes creer que haya habido
algo importante en tu vida. Todos esos momentos de amor parecen haber
sucedido en sueños, o quizá te los hayas imaginado. Sin embargo,
esos momentos oscuros están completamente ligados a los momentos
maravillosos.
Esta
es la dialéctica de la mente del ser humano. Funciona a través de
los opuestos. Amarás a un hombre y lo amarás por razones totalmente
equivocadas. Amarás a ese hombre o a esa mujer porque llevas en tu
interior la imagen de otra persona. El niño la ha obtenido de la
madre, y la niña la ha obtenido del padre. Todos los enamorados
están buscando a sus madres, a sus padres; a fin de cuentas lo que
estás buscando es el vientre, aquel estado maravilloso y relajado.
Psicológicamente, la eterna búsqueda del moksha, de la
liberación absoluta, de la iluminación, se puede reducir al hecho
psicológico básico de que el hombre, antes de nacer, ya ha conocido
el estado más maravilloso y más pacífico.
Después,
a menos que ocurra algo más grande en su vida, cierto contacto con
lo divino, con lo universal, será desgraciado porque,
inconscientemente, estará comparándolo todo con su estado anterior.
Es consciente de que ha vivido durante nueve meses, y ten presente
que para
un niño que está en el vientre de su madre, nueve meses son
prácticamente una eternidad porque no sabe contar, no tiene ningún
reloj. Cada momento se basta a sí mismo. No sabe que después
de ese momento habrá otro, así que cada uno de ellos es una
sorpresa. Además, no tiene ninguna preocupación, ninguna ansiedad
por la comida, la ropa, la casa; está totalmente tranquilo,
relajado, centrado. No hay nada que lo distraiga del centro. Ni
siquiera hay nadie a quien decir hola.
Esta
experiencia de estar nueve meses centrado, en completa alegría, paz,
soledad... el otro ya no está ahí; tú eres el mundo, tú eres la
totalidad. No falta nada, la naturaleza lo proporciona todo sin que
tú tengas que esforzarte lo más mínimo. En cambio, la vida se te
presenta de un modo totalmente diferente; de forma hostil,
competitiva. Todo el mundo es tu enemigo porque todos están en el
mismo mercado; todos tienen los mismos deseos, las mismas ambiciones.
Estás destinado a tener conflictos con millones de personas.
Debido
a este antagonismo interior todas las culturas del mundo han creado
cierto sistema de protocolo, de confianza, de formalidad, y se lo han
recalcado al niño constantemente. “Tienes que respetar a tu
padre.” ¿Por qué a lo largo de toda la historia de la humanidad
todas las culturas del mundo le han insistido al niño: “Tienes que
respetar a tu padre”? Hay cierta
sospecha de que, sí se le deja solo, el niño no respetará al
padre; al menos eso es verdad, simple lógica. De hecho, el niño lo
odiará.
Al
igual que todas las niñas odian a sus madres. Para ocultar esto ya
que sería muy difícil vivir en una sociedad en la que todas tus
heridas estuvieran al descubierto y todo el mundo paseara mostrando
sus heridas hace falta cierto ethos, cierta moralidad, cierto estilo
de vida, para ocultarlo y mostrar justo lo contrario; que amas a tu
madre, que amas y respetas a tu padre. En lo más profundo, ocurre
exactamente lo contrario. La sociedad te ha dividido en dos partes. A
la parte falsa le ha concedido todo su respeto, porque lo falso lo
crea la sociedad.
A
lo auténtico se le niega cualquier respetabilidad, porque lo
auténtico proviene de la naturaleza, que está más allá del
control de cualquier sociedad, cultura o civilización. Todos los
niños tienen que ser entrenados para decir mentiras, tienen que ser
programados de tal modo que estén al servicio de la sociedad, que
sean unos esclavos dóciles. Las sociedades rompen la columna
vertebral de todos los niños, para que no tengan columna. No pueden
alzar su voz, no pueden cuestionar nada.
Su
vida no es solo su vida. Aman, pero su amor es falso. Desde el
principio le dijeron al niño
que amara a su madre “porque es tu madre”; como si ser madre
fuera una cualidad intrínseca o algo por lo que tú debieras amarla.
Pero se ha aceptado que una madre debe ser amada. Yo hago hincapié
en que es la madre la que debe amar, y que no se le debe decir nunca
a un niño que ame a nadie si no sale de sí mismo. Sí, la madre, el
padre y la familia pueden crear determinado ambiente sin decir nada;
toda esa energía puede generar, puede poner en funcionamiento tus
propias fuerzas de amor.
Pero
nunca le digas a nadie que el amor es un deber. No lo es. El deber es
un falso sustituto del amor. Cuando no puedes amar, la sociedad se
dedica a imponerte deberes. Puede parecer amor, pero en su interior
falta totalmente el amor; por el contrario, no es más que un
formalismo social. Te acostumbras tanto a los formalismos sociales
que olvidas que hay
cosas
esperando para ocurrir en tu vida; pero tú estás tan ocupado que no
les das espacio, no permites que el amor florezca en ti.
De
ahí que tú no sepas que centrarse y amar son una misma cosa.
Centrarse atrae más al intelectual. No hay que creer nada; no hay
nadie a quien debas rendirte. Toda relación amorosa se convierte en
una tragedia por culpa del otro. En la literatura india no existen
tragedias. En mi época de estudiante preguntaba a mis profesores:
“¿Por qué no existen tragedias en la literatura india?”. Pero
ningún profesor ni ningún catedrático fue capaz de darme una
respuesta convincente. Simplemente se encogían de hombros y me
decían: “Eres muy raro, ¡haces cada pregunta! Llevo treinta años
en esta universidad y nadie me ha
preguntado nunca eso”.
Yo
contestaba: “A mí me parece evidente que es una cuestión que está
absolutamente relacionada con la cultura”. En todos los países,
excepto en la India hay tragedias historias maravillosas, novelas,
relatos sin embargo, en la India no hay. Y ello se debe a que la
India es un lugar mucho más antiguo que cualquier otro lugar. La
experiencia le ha enseñado muchas cosas y una de ellas es que no hay
que hablar de "aquello que no debería existir; por tanto, no
debería haber tragedia.
Hay
que entender este razonamiento. Si el hombre cree que la vida es una
comedia constante, existe la posibilidad de que continúe engañándose
a sí mismo. Puede que nunca le cuente a nadie sus problemas porque
crea que nadie los tiene. ¿Por qué convertirse en el hazmerreír de
todos? Hay algo que falla en ti, así que mejor quédate callado. No
tiene sentido que te expongas
ante una sociedad cruel que lo único que hará será reírse de ti
porque eres un idiota que no sabe vivir.
Pero
no es tan simple. No se trata únicamente de saber cómo vivir. En
primer lugar, se trata de eliminar todo lo que es falso en ti. Lo
falso proviene del exterior. Por ello, cuando elimines lo falso y
estés completamente desnudo ante la existencia, comenzará a crecer
lo auténtico
en ti. Esta es la condición indispensable para que lo auténtico
crezca, florezca y te conduzca al verdadero sentido y a la auténtica
verdad de la vida.
Hay
que recordar lo siguiente: o bien puedes comenzar centrándote y en
cuanto te centres descubrirás inmediatamente que rebosas un inmenso
amor o bien puedes comenzar por el amor. En el momento en el que en
tu amor no haya nada de celos ni ningún condicionamiento, sino que
solo sea un compartir la danza de tu corazón, te centrarás. Son dos
caras de una misma moneda. Centrarse es un método más intelectual,
más científico. El amor tiene una fuente distinta en ti, tu
corazón. Es más poético, es más estético, es más sensible, es
más femenino, es más bello.
Y
es más fácil que centrarse. Yo te aconsejo que, en primer lugar,
abandones todas las ideas falsas acerca del amor. Permite que crezca
en ti algo auténtico, y poco a poco te centrarás, te iluminarás.
No obstante, si te resulta muy difícil comenzar con el amor, no
desesperes. Puedes llegar directamente centrándote. Puedes llamarlo
meditación, puedes llamarlo conciencia, pero en cualquiera de los
dos casos, el resultado final es el mismo: estás centrada y rebosas
amor.
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